La mejor manera de adaptarse a la nueva realidad de
producción intelectual en un entorno con IAs, es usarlas.
Nuevas oportunidades y adaptación
Transformación de las habilidades del abogado y roles
Podemos anticipar una transformación o reorientación de las destrezas de profesionales del derecho distintivas hacia nuevos roles de mayor valor agregado.
Ingeniería de consultas o solicitudes (prompt engineering): En lugar de habilidades de investigación legal basadas en búsqueda manual, se requerirán competencias para definir consultas adecuadas a sistemas de IA en un camino de ida y vuelta a la validación de los resultados y el replanteamiento de las consultas.
Hiper especialización: Crecerá la necesidad de abogados altamente especializados en subdisciplinas muy específicas y complejas, mientras que para asesoría estándar bastarán soluciones automatizadas.
Experiencia personalizada: Habilidades blandas como la intuición, creatividad y la inteligencia emocional para conectar e interactuar con clientes cobrarán más importancia dado lo irreductible de su naturaleza humana.
Examen fáctico (fact checking): Se requerirá con mayor profundidad cada vez, profesionales del derecho que puedan confirmar o corregir los contenidos de los entrenamientos de las IAs, sus conclusiones o productos generados con base en entrenamientos y algoritmos.
Conocimiento cultural: Quizá la más importante de todas las anteriores, el conocimiento que un abogado o abogada pueda tener del contexto cultural en el que se desenvuelve, las personas involucradas en los casos que adelante, la esencia humana de las interacciones, adopción de decisiones y desarrollo de las relaciones humanas, es la que determinará, de base, su éxito en cualquiera de los roles que decida escoger para continuar su desarrollo profesional y personal. Es necesario apoyarse en la literatura, la cultura que le es contemporánea, la música, el cine, las artes en general, las aficiones, gustos, pasiones, deseos, falencias, debilidades, intereses y apetitos de los seres humanos hacen parte del fundamento de sus decisiones y, por lo tanto, de los conflictos y litigios que surjan cotidianamente, así como la manera en que se tramiten dentro o fuera de los estrados judiciales.
Más especialización en áreas complejas
A medida que soluciones de inteligencia artificial vayan automatizando trabajo legal rutinario, se expandirá la demanda de abogados con un conocimiento avanzado y especialización en subdisciplinas legales muy específicas y complejas.
Mientras labores estandarizadas como revisión de documentos contractuales o asesorías breves en derecho de familia las podrán resolver sistemas de IA, se necesitarán humanos con especialización profunda en áreas como derecho financiero internacional, fusiones transfronterizas, litigios en biotecnología, entre otras aristas muy sofisticadas.
Esta nueva realidad requerirá que los abogados enfoquemos nuestra formación continua y experiencia en nichos legales estrechos. Dominando a plenitud las complejidades de temas de avanzada, mientras delegamos lo básico y repetitivo a la inteligencia artificial.
Las habilidades blandas se vuelven más importantes
Históricamente la práctica legal se ha asociado principalmente al dominio de habilidades técnicas: el manejo de códigos, la capacidad investigativa y de argumentación y la atención al detalle.
Sin embargo, con la adopción de IA que automatiza muchas de estas competencias, las habilidades blandas del abogado moderno se volverán mucho más relevantes para generar valor agregado al cliente y resultados óptimos.
Destrezas como la inteligencia emocional para entender al cliente, la creatividad para resolver problemas inéditos, la intuición para prever resultados o la empatía para construir relaciones de confianza, serán insustituibles por máquinas y por tanto más valiosas.
Incluso competencias como la oratoria o el carisma personal, tan ligadas al éxito de un litigante, dependerán enteramente de ese factor humano intangible y que no puede ser reemplazado por una IA de esta generación.
En definitiva, si bien debemos adaptarnos al cambio tecnológico, el futuro de nuestra profesión seguirá estando arraigado en lo que nos hace únicamente humanos. Y en esto las habilidades blandas serán determinantes.
Adaptarse a la tecnología se vuelve crucial
Junto con la transformación de habilidades blandas del abogado moderno, la adopción de la inteligencia artificial traerá como nueva demanda indispensable el dominio de competencias digitales y el entendimiento cada vez más profundo de estas tecnologías emergentes.
Más allá del uso funcional de software legal, los abogados requerirán capacidad analítica para entender las fortalezas y limitaciones de sistemas de IA, así como escenario y experiencia para definir las consultas y los datos de entrenamiento óptimos que permitan extraer su máximo potencial.
Asimismo, se volverá clave la destreza para validar de forma crítica las respuestas y recomendaciones automatizadas de estas plataformas. Asegurando que los criterios algorítmicos se adhieran tanto a la ética como a una interpretación correcta de la ley.
Hoy, no entender la tecnología que se usa es riesgoso, un desconocimiento completo de su uso deja en un estado de analfabetismo al profesional que no se arriesgue a utilizar la IA para conocer sus alcances. De ninguna manera es necesario aprender el funcionamiento de un algoritmo o la configuración de un corpus para un proceso de aprendizaje automatizado, la plasticidad del cerebro humano, que todos tenemos a cualquier edad, permite hacer uso de las interfaces de las IAs para obtener resultados que podemos afinar con su uso repetitivo.
Destrezas como la inteligencia emocional para entender al cliente, la creatividad para resolver problemas inéditos, la intuición para prever resultados o la empatía para construir relaciones de confianza, serán insustituibles por máquinas y por tanto más valiosas.
Autor: Juan Oswaldo Martínez
Correo: juan@iure.co - X: @juan_os - Web: Iure.co
Abogado, Universidad Externado de Colombia
Magíster en Derecho Administrativo, U. Externado de Colombia.
Especialista en Derecho de Autor, Propiedad Industrial y Nuevas Tecnologías, U. Externado de Colombia.Especialista en Derecho Tributario, U. Externado de Colombia.
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